Si eres cuidador o cuidadora es muy importante que no te dejes de lado y aprendas también a tú estar bien. A veces es difícil enfocarnos en nosotros cuando estamos al cuidado de un ser querido y sobre todo de nuestros hijos, por eso aquí te mostramos una guía de cómo autocuidarte.
La experiencia de cada cuidador es única, ya que son muchos los aspectos que hacen que esta experiencia difiera de cuidador a cuidador. El por qué se cuida, a quién, la relación previa con la persona cuidada, la causa y el grado de la dependencia de la persona en situación de discapacidad, las exigencias que se marquen los cuidadores, etc., son algunos de esos aspectos.
¿CUÁLES SON LAS TAREAS FRECUENTES DE LOS CUIDADORES?
- Ayuda para el transporte fuera del domicilio (por ejemplo, acompañarle al médico). Ayuda para el desplazamiento en el interior del domicilio.
- Ayuda para la higiene personal (peinarse, bañarse, etc.).
Supervisión en la toma de medicamentos.
- Colaboración en tareas de enfermería.
- Resolver situaciones conflictivas derivadas del cuidado (por ejemplo, cuando se comporta de forma agitada).
- Ayuda para la comunicación con los demás cuando existen dificultades para expresarse.
- Hacer muchas “pequeñas cosas” (por ejemplo, llevarle un vaso de agua, acercar la radio, etc.).
- Buscar la mejor forma de interactuar, pues quizás no presenta lenguaje verbal, sin embargo, existen otras formas de comunicación, gestos, miradas, etc.
LOS CUIDADORES QUE SÍ PONEN LÍMITES AL CUIDADO PIENSAN COSAS COMO LAS SIGUIENTES
- “Hay tareas que él puede hacer solo, es mejor no ayudarle”
- “Me gustaría poder ayudarle lo mejor posible” (y no piensan “tengo que…”) “puedo pedir a mi hermano que me ayude por las mañanas”
LOS CUIDADORES QUE NO PONEN LÍMITES AL CUIDADO PIENSAN COSAS COMO LAS SIGUIENTES
- “Para ayudar bien debo satisfacer todas sus demandas”
- “Debo ayudarlo en todo”
- “¿Cómo voy a decirle que no? Si estoy, para ayudarlo”
- “Solo yo sé cómo hay que cuidarlo”
- “Sólo quiere que lo cuide yo”
- “Ellos (otros familiares) deberían saber que necesito ayuda”, “debería salir de ellos”
CUIDADOR… ¿CUÁNDO PONER LÍMITES?
Cuando la persona que recibe los cuidados…
- Culpa reiteradamente al cuidador por equivocaciones involuntarias. Llama la atención para captar más dedicación.
- Hace reproches a los cuidadores cuando estos ponen límites razonables a sus peticiones.
- Culpa a otros de problemas causados por ellos.
Rechaza ayudas que facilitarían las tareas de cuidado (silla de ruedas, etc.)
- Pide más ayuda de la necesaria.
… ENTONCES ES NECESARIO PONER LÍMITES AL CUIDADO
Cómo Cuidarse Mejor…
Pedir ayuda.
Pedir ayuda a familiares y amigos.
Pedir ayuda a servicios, instituciones y asociaciones.
- Cuidar de la propia salud: Cuidar de otra persona implica una serie de exigencias que pueden agotar al cuidador, tanto física como psicológicamente. A veces, en la tarea de cuidar se descuidan aquellas actividades que permiten recuperarse del cansancio y de las tensiones de cada día. Los cuidadores que mejor se sienten son los que mantienen unos hábitos de vida saludables que les llevan a estar en las mejores condiciones físicas y psicológicas para cuidar de sí mismos y de su familiar. Para ello se debe tomar en cuenta:
• Cómo pedir ayuda
• Cómo decir no
• Cómo hacer críticas • Cómo recibir críticas
- Darse cuenta de que es necesario cambiar Cuando los cuidadores se exigen demasiado a sí mismos y se olvidan de sus necesidades personales, su propio organismo tiene “mecanismos de alarma” que le indican que está demasiado cansado o superado por alguna situación y que es el momento de empezar a cuidarse mejor.
Posibles señales de alerta
|
- Problemas de sueño (despertar de madrugada, dificultad para conciliar el sueño, demasiado sueño, etc.).
- Pérdida de energía, fatiga crónica, sensación de cansancio continuo, etc. Aislamiento.
- Consumo excesivo de bebidas con cafeína, alcohol o tabaco. Consumo excesivo de pastillas para dormir u otros medicamentos.
- Problemas físicos: palpitaciones, temblor de manos, molestias digestivas. Problemas de memoria y dificultad para concentrarse.
- Menor interés por actividades y personas que anteriormente eran objeto de interés.
- Aumento o disminución del apetito.
- Actos rutinarios repetitivos como, por ejemplo, limpiar continuamente.
- Enojarse fácilmente.
- Cambios frecuentes de humor o de estado de ánimo.
- No admitir la existencia de síntomas físicos o psicológicos que se justifican mediante otras causas ajenas al cuidado.
- Tratar a otras personas de la familia de forma menos considerada que habitualmente.
|
- Aprender a sentirse mejor: La situación de cuidado suele llevar asociada la experiencia de múltiples y variados sentimientos y emociones por parte de los cuidadores. Algunos de estos sentimientos, tales como la tristeza, la culpa, la preocupación o el enfado, interfieren en la vida de los cuidadores obstaculizando su bienestar y dificultando el desempeño de las tareas asociadas al cuidado.